Algunas clases de terminología jurídica para intérpretes que se están impartiendo aquí y allá podrían estancar la profesión.

July 30, 2012 § 3 Comments

Queridos colegas,

A veces cuando abro mi buzón electrónico o cuando visito una red social en internet me encuentro con anuncios de clases de terminología jurídica para intérpretes que dejan mucho que desear.  Primero debo dejar bien claro que hay talleres y cursos excelentes y profesores magníficos que siguen ayudando a que suba el nivel de la interpretación judicial en español; sin embargo, a veces cuando leo el programa del taller que se ofrece, o veo el currículum del instructor, se me pone la carne de gallina.

Sin duda, la interpretación jurídica en español es pionera de nuestra profesión en los Estados Unidos.  Sin embargo, es cierto que conforme la interpretación jurídica en español ha progresado y evolucionado, la profesión se ha enriquecido con la llegada de especialistas en derecho y en interpretación.  Esto, aunado al cada día más intenso comercio entre los países de habla hispana y los Estados Unidos, y a las actividades de las organizaciones del narcotráfico, ha dado lugar al surgimiento de especialidades de interpretación jurídica. Ya no basta con saber cómo se dice algo en inglés y en español según un diccionario bilingüe.

Ahora es necesario saber cómo se dice algo en el inglés jurídico americano y en el español jurídico del país de donde provienen nuestros clientes.  En el estado actual de nuestra profesión, es necesario entender la figura jurídica y el procedimiento legal para poder interpretar correctamente, utilizando el vocabulario jurídico adecuado.  Ya quedaron atrás los días de la terminología inventada y de consultar el diccionario bilingüe ignorando el diccionario jurídico, la legislación y la jurisprudencia.

Por ello me permito decirles a todos ustedes que son intérpretes jurídicos en español, que tengan mucho cuidado al elegir un taller o aprender cierto vocabulario.  En nuestra realidad contemporánea, los abogados de los países de habla hispana se han educado sobre nuestra profesión, ahora son más exigentes, ya no es como antes, y la única manera de conservar o conseguir el buen cliente será utilizando la terminología jurídica verdadera y aplicable al país en cuestión.  Ya pasaron los días de la terminología genérica acuñada de buena fe pero en la ignorancia jurídica.  Me gustaría conocer las opiniones de aquellos que se dedican a la interpretación jurídica, especialmente las de quienes trabajan con abogados de países de habla hispana, y no únicamente con extranjeros que sin conocimiento jurídico alguno pasan por el sistema de impartición de justicia de los Estados Unidos como partes de un proceso, o acusados de la comisión de un delito.

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