Tal vez el futuro de la interpretación no está en el poder judicial.

January 14, 2013 § 1 Comment

Queridos colegas,

Muchos eventos que se han dado en la interpretación judicial en los últimos tiempos me han hecho ver que el futuro de la profesión tal vez no incluya la interpretación judicial.  Nótese que no estoy diciendo interpretación jurídica, solo judicial.

Como muchos saben, durante los últimos años, y por múltiples razones, los poderes judiciales en general se han enfocado en la eliminación de tantas horas-intérprete como sea posible. Para ello, se han incorporado a la interpretación judicial muchas opciones que antes no existían; contratos de la autoridad judicial con una agencia de traducción e interpretación para obtener intérpretes más baratos es una de las más evidentes, ya sea a nivel municipal, estatal y hasta a nivel federal con los juzgados de migración en los Estados Unidos y el famoso caso de ALS en el Reino Unido.  También los avances tecnológicos han permitido la incorporación y casi-perfeccionamiento de la interpretación por video que actualmente se practica en casi todos los estados de los Estados Unidos, incluyendo los juzgados federales y administrativos.  La tendencia de los poderes judiciales estatales y federal es la de contratar más intérpretes de planta, de preferencia nuevos a la profesión para no tener que pagarles tanto y para que su vida institucional sea más larga, o sea para que el estado recupere su inversión, y contratar menos intérpretes contratistas independientes ya que estos últimos, o sea ustedes, saldrían más caros que los de planta.  Ejemplo: Si un juicio pasa de las 5 de la tarde, el intérprete contratista va a cobrar más caro por el tiempo extra, el intérprete de planta no recibe dinero, le acreditan unas horas en su expediente para que algún día, en que casi no haya trabajo y puedan prescindir de él, se tome el día libre. Eso es todo.

Si a esto le aunamos el hecho que cada día más sistemas judiciales están brindando servicios de interpretación en áreas que antes no cubrían, tales como casos civiles, administrativos, etcétera, y el hecho que cada día hay más intérpretes certificados, por diseño del poder judicial para inundar el mercado de oferta y así tener la opción de contratar al más nuevo y por ello menos costoso,  forzosamente llegamos a la conclusión que eventualmente y no dentro de mucho, la interpretación judicial en la que se han concentrado y encasillado muchos de nuestros colegas va a terminarse para todos los efectos prácticos y relevantes.  No estoy diciendo que esto va a suceder inmediatamente, pero en unos años los juzgados solo van a contratar a unos cuantos y les van a pagar muy poco, ese es el esquema que están siguiendo y esas son las leyes de mercado.

¿Eso es malo? Desde luego que a mi parecer es bueno. Después de todo el gobierno tiene que actuar responsablemente con nuestro dinero. No nos olvidemos que también somos contribuyentes. ¿Es bueno para la profesión? Desde luego que es malo para la interpretación judicial ya que en muchos casos la calidad del servicio profesional se verá seriamente coartada ya que al limitar las opciones de trabajo y el pago por estas, lo primero que se pierde es el servicio profesional al más alto nivel; sin embargo, tal vez sea algo bueno para la profesión ya que esto resultará en que aquellos intérpretes de mayor capacidad buscarán otros campos de trabajo y llegarán a  competir desde abajo en algunos campos como conferencia, medios de comunicación y militar, y también impactarán la calidad y la paga en otros sectores de la interpretación como el médico y el comunitario.  En resumidas cuentas, va a depender del intérprete mismo. Cuánto estará cada individuo dispuesto a prepararse, aceptar el cambio, ajustarse, y triunfar, o por otro lado, y eso pasará irremediablemente con algunos más mediocres, cuánto estará un individuo dispuesto a conformarse, a vivir peor, a tener menos, para poder seguir aceptando trabajo en los juzgados.

Recuerden que al principio dije que esto no abarcaba toda la interpretación jurídica, solo la judicial. Aún quedarán los abogados particulares, las entrevistas en sus despachos, las declaraciones bajo protesta o juramento, la preparación de testigos, las visitas a los reclusorios, las traducciones a la vista, donde la competencia será ardua debido a que los mejores intérpretes judiciales se volcarán sobre esta opción, y también los conformistas del párrafo anterior; Consideren que estos últimos van a deprimir el mercado de honorarios al tratar de cobrar muy por debajo de lo que cobran los intérpretes de primer plano.  ¿Quién ganará la batalla?  Eso se decidirá individualmente, por ello estoy sonando esta alarma desde ahora. Ya es tiempo que nos demos cuenta a dónde parece dirigirse la interpretación judicial y ya es hora de prepararse para otros sectores de la interpretación y para ir seleccionando a los abogados que van a ser los clientes primarios en ese futuro, ahora hay tiempo de desarrollar un vínculo de confianza, para educarlos sobre las ventajas de tener un buen intérprete, sobre la importancia de pagar bien por un servicio bien prestado.

Ya les he compartido lo que observo en el poder judicial, ahora les pido me comenten aquello que ustedes ven.

Algunas clases de terminología jurídica para intérpretes que se están impartiendo aquí y allá podrían estancar la profesión.

July 30, 2012 § 3 Comments

Queridos colegas,

A veces cuando abro mi buzón electrónico o cuando visito una red social en internet me encuentro con anuncios de clases de terminología jurídica para intérpretes que dejan mucho que desear.  Primero debo dejar bien claro que hay talleres y cursos excelentes y profesores magníficos que siguen ayudando a que suba el nivel de la interpretación judicial en español; sin embargo, a veces cuando leo el programa del taller que se ofrece, o veo el currículum del instructor, se me pone la carne de gallina.

Sin duda, la interpretación jurídica en español es pionera de nuestra profesión en los Estados Unidos.  Sin embargo, es cierto que conforme la interpretación jurídica en español ha progresado y evolucionado, la profesión se ha enriquecido con la llegada de especialistas en derecho y en interpretación.  Esto, aunado al cada día más intenso comercio entre los países de habla hispana y los Estados Unidos, y a las actividades de las organizaciones del narcotráfico, ha dado lugar al surgimiento de especialidades de interpretación jurídica. Ya no basta con saber cómo se dice algo en inglés y en español según un diccionario bilingüe.

Ahora es necesario saber cómo se dice algo en el inglés jurídico americano y en el español jurídico del país de donde provienen nuestros clientes.  En el estado actual de nuestra profesión, es necesario entender la figura jurídica y el procedimiento legal para poder interpretar correctamente, utilizando el vocabulario jurídico adecuado.  Ya quedaron atrás los días de la terminología inventada y de consultar el diccionario bilingüe ignorando el diccionario jurídico, la legislación y la jurisprudencia.

Por ello me permito decirles a todos ustedes que son intérpretes jurídicos en español, que tengan mucho cuidado al elegir un taller o aprender cierto vocabulario.  En nuestra realidad contemporánea, los abogados de los países de habla hispana se han educado sobre nuestra profesión, ahora son más exigentes, ya no es como antes, y la única manera de conservar o conseguir el buen cliente será utilizando la terminología jurídica verdadera y aplicable al país en cuestión.  Ya pasaron los días de la terminología genérica acuñada de buena fe pero en la ignorancia jurídica.  Me gustaría conocer las opiniones de aquellos que se dedican a la interpretación jurídica, especialmente las de quienes trabajan con abogados de países de habla hispana, y no únicamente con extranjeros que sin conocimiento jurídico alguno pasan por el sistema de impartición de justicia de los Estados Unidos como partes de un proceso, o acusados de la comisión de un delito.

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